sábado, 23 de mayo de 2009

Mamá.


Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y mía,
Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca
sabe gritar rebeldía.

Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Y por tu rostro sincero.
Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo.
Porque sos pueblo te quiero.

Y porque amor no es aurora,
ni cándida moraleja,
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.

Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso.

Si te quiero es por que sos
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.


Mario Benedetti.



Sin duda hay más de un momento que llevare conmigo siempre que me recuerde a vos, a tu infinita paciencia y tu hermosa sensibilidad; pero entre algunos de esos recuerdos están estos versos, que reflejan, no solo tu capacidad de emocionarte con cada poema que te llegue al corazón, sino también el amor inagotable que te tengo y la alegría que nos produce sentarnos y escribir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario